"Para el capitalismo el capital es lo más importante, para el
comunismo el hombre es lo más importante, pero para la comunidad, para el
pueblo indígena originario, la vida es lo más importante" Fernando
Huanacuni Mamani, aymara.
"La inmensidad del Altiplano nos hace sentir minúsculos en medio
de él, por eso cuando de pronto en nuestra vida sumergida en esta inmensidad,
se nos acerca un campesino y nos dice: "he venido a echarte de menos"
se experimenta como un "desvelamiento" por no decir una
"revelación" de la profundidad del Altiplano". José
Fernández de Henestrosa.
Las tres palabras, Sumak kawsay, Suma qamaña, y Buen
vivir significan lo mismo, aunque cada cual, en su contexto, presenta
matices diferenciadores.
Sumak kawsay es quichua
ecuatoriano y expresa la idea de una vida no mejor, ni mejor que la de
otros, ni en continuo desvivir por mejorarla, sino simplemente buena.
Suma qamaña viene
del aymara boliviano e introduce el elemento comunitario, por
lo que tal vez se podría traducir como “buen convivir”, la sociedad buena para
todos en suficiente armonía interna.
Buen vivir,
finalmente, y en las diversas lenguas de los países centrales, suele implicar
el disfrute individual, material, hedonista e incesante.
“Buen vivir” casi se reduciría al “comer, beber y dormir”.
Luis Macas, dirigente indígena, político e intelectual ecuatoriano de
nacionalidad kichwa, explica el concepto ecuatoriano:
“Para los Pueblos Indígenas o las Naciones Originarias, este concepto
es producto de todo un acumulado histórico milenario, proviene
desde su vivencia de hace miles de años, así como de las experiencias de lucha
de resistencia de nuestras Naciones. Por lo tanto, este concepto no aparece de
la casualidad, ni nace en la Constitución de la República Ecuatoriana, el Sumak
Kawsay se origina en el centro de la vida comunitaria y se explica en el
ejercicio y práctica cotidiana de nuestras comunidades, es lo vital de la
matriz civilizatoria de nuestros Pueblos, que aún tiene vigencia, a pesar de la
interrupción violenta de la colonialidad y la agresión del modelo capitalista.
SUMAK, significa plenitud,
grandeza, lo justo, completamente, lo superior.
KAWSAY, es
vida en realización permanente, dinámica y cambiante. Es interacción de la
totalidad de existencia en movimiento, la vida entendida desde lo integral, es
la esencia de todo ser vital. Por tanto, Kawsay es, estar siendo.
El Sumak Kawsay, es la vida en plenitud, es el resultado
de la interacción, de la existencia humana y natural. Es la construcción
permanente de todos los procesos vitales, en las que se
manifiesta: la armonía, el equilibrio, interno y externo de toda la
comunidad no solo humana, pero también natural.
El Sumak Kawsay es más que Buen Vivir. Buen Vivir es conformidad, vivir mejor, o que equivaldría decir
también prosperidad económica, comodidad, que no se compara con el verdadero
significado del Sumak Kawsay.
Entonces, la resistencia y la vigencia del Sumak Kawsay al no ser
adaptable al sistema actual es una propuesta para superar este modelo
nefasto y construir el sistema comunitario. Creemos que no puede
incrustar, o incorporar al modelo de desarrollo ni puede ser un apéndice de
este sistema ni de este modelo de Estado, sino hay que transformar
fundamentalmente las viejas estructuras del Estado y la institucionalidad
vigentes y construir una nueva, pero hecha con nuestras manos, con las manos
del pueblo. No se trata, de una propuesta para indígenas, sino para la
humanidad, es más, consideramos que es una construcción de una opción de vida
para todas y todos.”
En cuanto al aymara boliviano, Qamaña es habitar, vivir, morar. Qamaña
es también el nombre que se da al lugar abrigado y protegido de los vientos de
los pastores, para que mientras descansan, cuiden a sus rebaños. Es decir,
qamaña, desde sus diversos ángulos, es vivir, morar, descansar,
cobijarse y cuidar a otros. En su segundo uso, insinúa también la
convivencia con la naturaleza, con la Madre Tierra Pacha Mama.
Es, por tanto, la energía y fuerza vital para vivir y
compartir con otros. Por eso, cuando en el mundo andino, y en tantos
otros pueblos indígenas originarios, se afirma que las suyas son culturas
para la vida, no se refieren sólo a este hecho físico de vivir sino también
a todo este conjunto de relaciones sociales con un ambiente de acogida. Por eso
se habla además de “cuidar” y “criar” la vida, como algo que hacen
juntos, en familia.
"Nosotros diferenciamos vivir mejor de Vivir Bien. La
modernidad, el desarrollo, el progreso occidental, motivan el vivir mejor, que
tiene una connotación de tener más, de ahorrar más, de acaparar más bienes
materiales… Es un sistema de competencia entre seres, entre pueblos…
Si antes el principio era "pienso, luego existo", ahora la premisa de
Occidente, de la modernidad, es "compito, luego existo". Esa es la
característica de vivir mejor.
Nosotros no queremos vivir mejor, no queremos competir con
nadie. Para nosotros la premisa de Vivir Bien significa vivir en
armonía o equilibrio, ese es el concepto básico de la vida. Para el
capitalismo el capital es lo más importante, para el comunismo el hombre es lo
más importante, pero para la comunidad, para el pueblo indígena
originario, la vida es lo más importante, y en ese contexto se
sitúa el Suma Qamaña.
Vivir Bien es equilibrio y armonía, y ese equilibrio y armonía tienen
acciones específicas concretas ennuestra familia, nuestra vida y la
sociedad. Vivir Bien también significa despertar en el
contexto de relacionamiento con la vida, complementándonos con todas las formas
de existencia." Fernando Huanacuni Mamani, aymara.
En un reciente taller del Viceministerio de Planificación sobre el
objetivo central del desarrollo, un aymara comentó: “Es que suma qamaña en
realidad no es ‘vivir bien’ sino ‘el saber convivir y apoyarnos los unos a los
otros’.
Esa manera de buen convivir va rebalsando de la esfera familiar a la
comunal y más allá y no es sólo una cuestión social sino también política, y hasta
ritual.
En la comunidad rural, toda la vida de cada individuo es concebida
como caminar, en una creciente madurez expresada sobre todo en el mayor
servicio a la comunidad.Este proceso por el que de una u otra manera y a
ritmos distintos todos pasan, en aymara se llama thakhi ‘camino’. Los
dirigentes de las comunidades durante su año de autoridad dedican todo su
tiempo al servicio de su comunidad correteando de un lugar a otro para
lograr que mejoren su escuelas o colegios, se atienda bien en salud, arreglen
los caminos, sus comunarios se reconcilien cuando hay peleas, los visitantes se
sientan bien recibidos...Tener un cargo es, realmente tener una carga
pesada de la que no salen enriquecidos sino con los bolsillos vacíos y cargados
de deudas de ayni (ayuda mutua y reciprocidad) Por eso un elemento clave en la
indumentaria es el bulto (q’ipi) pesado que cargan en la espalda. La
gente le critica si ese bulto no es pesado, pues debe significar que los dos
cargan la responsabilidad por toda la comunidad. Un cargo es una carga,
no un lucro.
Con el cumplimiento sucesivo de determinados servicios, la persona o
pareja que pasa por ellos va creciendo en responsabilidad y a la vez en
reconocimiento por parte de la comunidad, por la manera que preocupa y se echa
de menos a la gente a la que está sirviendo. Un año sumamente activo
en que corretean de un sitio al otro “echándose de menos” a
todo su “rebaño” de comunarios para servirles. Un echarse de menos desde el
corazón:
“La lengua aymara es una
"lengua de ángeles". Tiene un verbo tumpasiña, que
expresa maravillosamente este sentimiento de totalidad que el Altiplano ejerce
sobre sus moradores. Se puede traducir por: "Ir a visitar, ir a ver,
ir a percatarse ocular y personalmente de alguien o de algo propio o
considerado como propio, y por tanto muy querido, muy amado, muy apreciado por
uno. Un ir a echarse de menos”. Sentimiento que no se satisface una sola
vez, sino que reiterativamente surge en el corazón como algo ineludible. La
inmensidad del Altiplano nos hace sentir minúsculos en medio de él, por eso
cuando de pronto en nuestra vida sumergida en esta inmensidad, se nos acerca un
campesino y nos dice: "he venido a echarte de menos" se
experimenta como un "desvelamiento" por no decir una
"revelación" de la profundidad del Altiplano. ¡Uno se pensaba y se
sentía pequeño, desconocido, extranjero... y de pronto le hacen notar que
alguien en su corazón se ha apropiado de uno!
Ir a echarse de menos, no es
ir a controlar, a vigilar, a pedir cuentas, a examinar, a juzgar... pues todas
esas cosas se pueden hacer por terceras personas o con otros medios
impersonales. No se va a echarse de menos por utilidad
o en busca de seguridades personales, diría que se va porque sí, se va porque
se ama.” José Fernández de Henestrosa , un hombre que pasó treinta
años conviviendo con las comunidades aymara altiplánicas de Jesús y San Andrés
de Machaq.
Fuentes: